El yoga no trata de desarrollo personal, trata de aceptación personal.
Gurmukh Kaur Khalsa.
Recuerdo como si fuera ayer la primera vez que practiqué yoga, fue en Barcelona hace unos diez años. Fui porque me habían hablado maravillas acerca de sus beneficios para el estrés y la relajación. Yo, que ya de por sí soy una hiperactiva en potencia, por aquel entonces trabajaba diseñando cosméticos y realizando formaciones a nivel internacional de los mismos, un trabajo no muy relajado que digamos, además tenía una intensa vida social, practicaba deporte a diario, daba clases de inglés y los fines de semana solía pinchar discos en fiestas por España y Europa alguna vez, como veis muy relajante todo.
De mi primera clase de hora y media puedo decir que me sobraron una hora y veintinueve minutos.
Me caía, no podía respirar, veía a todo el mundo súper concentrado y haciéndolo genial, y mi torpeza innata y yo ahí, dándolo todo, con lo poco que me gusta hacer las cosas mal además… directamente salí y confirmé que no era lo mío. Pero tenía una semana de prueba y quise seguir insistiendo. De la primera a la séptima clase (no fallé un solo día, noté un cambio brutal, era todo un reto!! Los profesores ayudaban mucho, exigían mucho también… me empezó a picar el gusanillo.
Entré en una competición conmigo misma, reconozco que aún me sobraban todos los minutos dedicados al canto de mantras, a la respiración y a la relajación final (actualmente no puedo vivir sin mi dosis diaria de todos ellos)
De eso hace diez años. He pasado por fases de práctica de Hatha, Iyengar y Bikhram yoga y todas me han aportado algo. El hatha el conocimiento total de mi cuerpo, el yoga Iyengar la perfección y el valor del movimiento estático, y el Bikhram la flexibilidad y resistencia en condiciones poco habituales.
En la práctica de yoga, como en la vida, no siempre estás igual, a veces eres más flexible, otras más equilibrada, otras más fuerte… y normalmente influye tu estado de ánimo de ese día con la práctica que vayas a realizar, da que pensar…
De vez en cuando dedicaré un post a posturas que practico a menudo y que me han ayudado mucho en otras disciplinas. La de hoy por ejemplo me ha servido muchísimo para mejorar la fuerza en los tobillos y mi estabilidad, dos características fundamentales y necesarias cuando corres por montaña por ejemplo y tienes que bajar por una zona con bastante piedra o barro.
Quietud y movimiento
Nataraja es la representación del dios Shiva como el Señor de la Danza. Su imagen es una de las más icónicas del arte y la mitología hinduista, extremadamente rica en simbología.
La danza de Nataraja es un baile cósmico, a su vez destructor, preservador, y creador del universo. Incluso en una figura estática, vemos la naturaleza extática de su danza: los cabellos en movimiento, la posición de las piernas. Nataraja baila en el centro de un anillo de fuego, que simboliza el eterno ciclo de muerte y renacimiento al que se encuentra atado el mundo material.
Sin embargo, en medio del caos, del movimiento, del cambio, dentro de su propia danza frenética, Nataraja se encuentra suspendido enperfecto equilibrio, subyugando al demonio de la ignorancia, una expresión de calma dibujada en su rostro. Y una de sus manos alzada en abhaya mudra, invitación a disipar el miedo y a no temer.
Estos son apenas algunos de los elementos simbólicos (hay mucho más para analizar), pero son suficientes para visualizar las grandes lecciones de la postura que nos atañe.
A través de ella, reconocemos la naturaleza cambiante de nuestra vida: sus ciclos, sus desafíos, su movimiento; las fluctuaciones de la carne, del pensamiento y de las emociones. Pero, detrás de todo ello, la quietud, lo inmutable, lo trascendente. Somos uno con la energía cósmica.
Trasladando esto a un nivel puramente físico, piensa en todos los músculos que deben activarse, ponerse en movimiento, para poder mantener la inmovilidad de la forma final de Natarajasana. Quizás algunos días puedas mantenerte en perfecto equilibrio, mientras que otros sientes que tu base flaquea y tu cuerpo se tambalea. Es todo parte del baile, de tu baile.
A menudo la imposibilidad es causada por la mente y no por verdaderas limitaciones físicas. Es el temor a caer, a desestabilizarse, el temor a perder el control. Elige un punto fijo para la mirada, asegura la alineación de tu cuerpo, y deja pasar esos pensamientos. Baila a consciencia, pero sin miedo.
A través de la Postura del Señor de la Danza, fortalecerás el soporte físico que brindan tus piernas, tobillos y caderas, mientras que encuentras la quietud de la mente.
- Trabaja el sentido del equilibrio, ayudando a mejorar tu balance
- Fortalece piernas y tobillos
- Apertura de pecho y hombros
- Ayuda a estirar la zona del abdomen y las ingles
- Expansión de la caja torácica, promoviendo una mejor respiración
- Fortalece el sistema nervioso
Me encanta. Muchas gracias!
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Gracias a ti, el yoga es el mejor estilo de vida que existe!!
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