Los placeres sencillos son el último refugio de las personas complicadas
Oscar Wilde

Me gusta cocinar, lo reconozco, me gusta mucho. Cocinar me relaja, me evade de cualquier estímulo externo, la cocina es mi refugio, el espacio donde doy rienda suelta a mi imaginación y disfruto con cada combinación, cada nuevo descubrimiento, sería lo que en la actualidad está tan de moda, mi «mindfulness personal».
Estas semanas de confinamiento he aprovechado para experimentar cocinando platos más elaborados (para alegría de mi familia), y me ha dado por cocinar más cositas al horno. Quien me conoce sabe que el desayuno para mi es como una religión. Soy de las que se levanta 1h antes si es necesario para poder disfrutar del aroma de un buen café recien hecho, ponerme música o algún podcast pendiente de escuchar y desayunar con calma.
Aunque soy de desayunar dulce más que salado sin lugar a dudas, no suelo ser constante en la elección. Según la época del año suelo elegir manzana asada con mantequilla casera de almendras y pan con semillas homemade, calabaza al horno o boniato con miel, canela y nueces, arroz con leche, porridge, pudding de mango y coco, batidos de remolacha y naranja…
Y ahora me ha dado por cocinar magdalenas, que hago en tiradas de 12uds y que congelo y voy sacando de dos en dos para que cada día estén como recien hechas.

Hoy he preparado una receta súper sencilla, con ingredientes fáciles de conseguir, económicos y que dan mucho juego.
Algo que me funciona muy bien es dejar reposar la masa en la nevera para que el contraste con el calor del horno sea mayor y las magdalenas suban más, y a la hora de batir la masa airear bien la misma subiendo y bajando la batidora para crear una espuma que despues se transforme en esos deliciosos agujeritos que tanto gustan cuando mojas la magdalena en el cafe o el tazón chocolateado de turno (Hbaeis probado la leche con mantequilla de cacahuete? Es un placer de otro planeta…)
ALLÁ VAN LOS INGREDIENTES (Para 12uds)
- 250grs COPOS DE AVENA FINOS
- ZUMO DE 1 NARANJA GRANDE (200ml)
- ZUMO DE MEDIO LIMON
- CASCARA DE NARANJA Y DE LIMON (Sin la parte blanca)
- Canela al gusto
- Media cucharadita de bicarbonato
- Semillas para decorar (Opcional)
PASO A PASO:

Mezclamos todos los ingredientes en un bowl y trituramos bien.
Dejamos reposar la masa en la nevera durante diez minutos mientras precalentamos el horno con calor arriba y abajo sin aire a 210º.
Aprovechando que encendía el horno he descorazonado unas manzanas para asarlas en el tiempo que se cocinan las magdalenas. Cocinar productos húmedos como fruta mientras cocinas repostería hace que ésta salga más jugosa. Si no tenemos previsto cocinar nada más también se puede incluir un recipiente con un poquito de agua justo debajo donde coloquemos el molde.
En mi caso he utilizado un molde de silicona, así evito el uso de desechables. Una vez hemos metido las magdalenas al horno, a media altura, cerramos y bajamos la temperatura a 180º durante 15min o hasta que veamos que a las magdalenas les sale el famoso «copete». Yo las he decorado con semillas de girasol y de calabaza, también podrían dejarse tal cual o decorar con chocolate, cáscara de naranja, canela… Lo bonito de la cocina? Ponerle cariño e imaginación.

Recuerda no llenar los envases que utilices hasta arriba porque la masa siempre sube un poquito.
Una vez pasado el tiempo, si es con música como éste temazo de Saint Germain que me ha acompañado y una copita de martini blanco con hielo, dejamos reposar durante cinco minutos más con el horno apagado, sacamos y dejamos enfriar.
Como os he comentado antes, me gusta congelar las magdalenas e ir sacandolas conforme las voy consumiendo, siempre como recién hechas.
Aunque no estoy en contra del gluten ni de las harinas en general, sí me gusta en la medida de lo posible cocinar con el grano de cereal completo o en copos como ha sido hoy el caso. Los cereales, como la fruta, cuanto más integros los consumamos mucho mejor. Conservan mejor sus propiedades, liberan menos cantidad de glucosa en sangre y la que liberan lo hacen de manera más sostenida y eficaz, además de conservar al 100% el nivel de fibra y obligarnos a realizar mediante la masticación una pre-digestión ya en la boca mezclando la comida con la amilasa, una enzima que ayuda a digerir los carbohidratos. Se produce en el páncreas y en las glándulas salivales así que si repartimos la faena entre ambos mejor que mejor.
Buen provecho y ya me contaréis que tal!!
