“Siempre he creído que hay lugares que son imanes y te atraen si pasas por las inmediaciones.”

Patrick Modiano

Parafraseando a Patrick Modiano, escritor francés del cual recomiendo encarecidamente el libro “En el café de la juventud perdida”, hay lugares que atraen como imanes, pero permítanme chivarles una cosa… Hay personas que también. Hace unos días Kike y servidora decidimos marchar a desconectar a la playa, recuperarnos del sprint final del curso, de la preparación de la vuelta al Aneto.. y el destino elegido fueron las tierras del Ebro.

Veinte años viviendo en Catalunya dan para mucho recuerdo y poder venir de vez en cuando me hace sentir como en casa, pero esta zona del “bajo delta” aún no la conocía.

En estos dos años ya de periplo maño he tenido la suerte de cruzarme en el camino con un montón de gente bonita, casualidades de la vida, fusión de energías, mismas filosofías, quién sabe, la cuestión es que he sido capaz de atraer cual iman a personas como Paula. Que quién es Paula? Uff, pues sí tuviera que definir a Paula necesitaría muchas Paulas para hacerlo. Amiga de sus amigos, corazón valiente, sensible, con coraje de leona, duendecilla incansable, profeta en y de su tierra, inquieta, resiliente, tenaz y cabezona, Paula comparte, escucha y conecta a personas así, con un chasquido de dedos. Y con uno de esos chasquidos y aprovechando que nos teníamos a quince minutos aproveché para acercarme a conocer a Rafa Flores.

Señor Rafa Flores, madre mía.. menuda enciclopedia de vida la suya. Maestro, ex-atleta, padre, emprendedor, entrenador cercano, de los “buena gente” de toda la vida vamos. Así, como si nada, se nos presenta con un croissant del tamaño de la isla de la Gomera, nos enseña parte de su vida en Deltebre y nos hace pasar un rato de lo más agradable.

Co-ne-xión. Paula y Rafa son conexión. Personas que son personas antes que deportistas, entrenadores o profesionales de su trabajo. Personas que conocen el poder de un abrazo, una mirada atenta, una escucha activa y un “estar ahí” cuando toca, o cuando así lo sienten. Personas avituallamiento que disfrutan de su día a día aceptando cada momento y valorando cada pro, cada contra como una oportunidad de mejora, y compartiendo esta característica tan suya con los demás, conectando, sumando y relativizando siempre.

Personas que te abren la puerta de su casa, y que te crean un training peaks del buen rollo. Y por eso se los rifan. Porque son quien son, no porque son lo que son.

Y yo tengo la suerte de conocer a los dos. Y también tengo un croissant gigante en la nevera.

De vuelta de vacaciones.