
Preparemos nuestras mentes como si hubiéramos llegado al final de la vida. No pospongamos nada. Equilibremos los libros de la vida todos los días.
Seneca
Un año desde que esbozaste tu última sonrisa y mírame abuela, aquí sigo releyendo tus poemas, enviándote besos al cielo y mirando todos los dibujos que me dedicaste. Qué poco ruido hiciste al irte, que guerra le dabas a tus hijas y qué bien que te cuidamos siempre entre todos, menuda suerte de 101 años te llevaste encima.
Recordarte es pensar en rosquillas, en ponerte los rulos y quitarte la dentadura antes de dormir, en tus cuentos inventados y en los sobres que repartías en navidad. Qué ilusión me hubiera hecho celebrar mi 40 cumpleaños contigo traicionera.
Aportar aportabas poco abuela, seamos sinceras… lo de cocinar, llevarnos al cole y ayudar a nuestra madre nunca fue tu fuerte, pero ole tú y esa manera tan molona que tenías de sonreírle siempre a la vida como si nada fuera contigo. Si hubieras estudiado filosofía te habrías sentido tan identificada con la filosofía epicúrea que igual hasta te hubiera dado por escribir un libro. (La filosofía epicúrea no era teórica, sino más bien práctica, buscaba sobre todo el sosiego necesario para una vida feliz y placentera en la que los temores al destino, los dioses o la muerte quedaran definitivamente eliminados.)
Tú siempre estabas bien, pero no como esas personas que pretenden aparentarlo, qué va. Tú siempre estabas bien y punto. Que salía el sol? A pasear. Que llovía? A pintar. Para cenar? Bocadillos. Los domingos a misa y pa tí la vida morena. Joder abuela, esque eras tan fácil que contigo todos y todo estaba siempre bien.
Echo de menos tu voz abuela, y cuando la recuerdo y me resuena lloro, porque me hacías reír muchísimo. Te echo de menos.
Me gusta echarte de menos porque me siento más viva si cabe. Es bonito echar de menos.
Me gusta echarte de menos porque eso significa que yo también me hago mayor y como tú decías yo también pienso que no cambiaría nada de lo que he vivido, compartido y sentido a lo largo de mi vida.
He vuelto a Zaragoza yaya. He conocido a un chico que te habría encantado, sigo trabajando en lo de siempre solo que ahora viajo un poquito menos. Estoy conociendo gente maravillosa y me voy conociendo a mí misma cada día un poquito más y mejor. Sigo igual de payasa, de cariñosa y de llorona. Me gustó mucho hablar en tu nombre en tu misa de despedida. Tu hija de pila yaya, que no se me olvida.
Y sabes qué? Ahora que no nos escucha nadie te confieso que para mí sigues aquí conmigo, dando menos guerra porque ya no estás, pero te recuerdo mucho, te hablo y te pienso. Me sigues dando diferentes puntos de vista y me sacas una sonrisa cuando me siento un poco sola, que ya sabes que me gusta, pero no me gusta siempre.
Por aquí estamos todos bien. Has rezado tanto por nosotros que has debido de dejar un excedente de rezo o algo, porque está todo bastante tranquilo. La sección jubilada de la familia viajando todo lo que puede y visitando Jaraba cuando toca. La sección que cotizamos cotizando todos y con salud, con los tiempos que corren es de ser muy afortunados!! Tus bisnietos dando mucha guerra, y tu esencia repartida entre nosotros. De salud vamos a tope y de ganas de vivir tampoco nos podemos quejar.
Primer aniversario de tu ausencia agüela. Vaya triste todo. Menos mal que mañana mi jornada laboral durará 16h del tirón y me ahorraré un buen rato de llorera. Te quiero muchísimo yaya, cuídate mucho allá donde estés, y da recuerdos a quien te encuentres que cada vez sois más de los buenos.
Me quedo leyendo tu poema por infinitésima vez. Dulces sueños.
