
Heinrich HeineQuizá la verdadera locura no sea otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo ha tomado la inteligente resolución de volverse loca
Mi primera trilogía. O como diría Mariano Navascues “Barbie mi primera trilogía”.
El mundo está lleno de buenistas, malistas y… locuristas. Claro y meridiano; y dentro del mundo locurista para conservar las costumbres nos vamos a encontrar a locuristas adquiridos, locuristas impuestos y locuristas de pacotilla.
El locurismo adquirido es el de serie. Esos pequeños loquitos de la pradera que saben sacar chispa hasta de un palo mojao. Me encantan los locuristas adquiridos, los envidio. Yo creo incluso que soy una locurista adquirida bloqueada por las circunstancias de la vida (y de aquí sacaré otro artículo en breve). Locurismo adquirido no implica en absoluto ser impertinente o irresponsable, al contrario!! Al ser un don de nacimiento no tienen fallos en la ejecución y saben perfectamente cuándo, dónde y con quién sacar su puntito de locura. Son unos maravillosos padres de familia y unos humanoides de los que merece la pena rodearse.
El locurismo impuesto a.k.a “me tenéis hasta los ovarios” son ese conjunto de seres vivos que se han cansado del rol que les fue impuesto, bien sea por nacer en el sitio equivocado, por haber escogido su trabajo más por tradición que por vocación o por querer estar siempre viviendo tan hacia la galería que llega un momento que petan y se van justo al otro extremo. Personalmente acepto este tipo de locurismo cuando se manifiesta en un momento x de la vida de alguien y necesita explotar de algún modo y sacar toda esa retención mantenida durante años, peeeeeeero no, no me gusta el largoplacismo de algunos locuristas impuestos. Me resultan la mar de estomagantes.
Y de toda esta grupeta de impuestos locuristas largoplacistas salen los… Locuristas de pacotilla (aplausos al gallinero si vous plaiz!)
No puedo con ellos, no puedo. Ese rebaño de cuñaos con la camisa a medio abrochar, de histeriquitas que se abrazan a gritos mientras con la otra mano se sujetan la minifalda, esos portavoces de ningún partido de gobierno pero que se creen con el derecho de hablar más fuerte que nadie para que todos les rían las gracias. Desestabilizan mi aura energética y me hacen llegar a pensar que hasta me podría ir bien eso que explican del ayuno social. Que yo soy mucho de respirar hondo, sonrisa etrusca y trabajar la serenidad ante todo, pero que si me saliera con decoro no me importaría soltar a veces un “a la mierda” al más puro estilo Labordeta.
LO-CU-RIS-MO. Os animo a pronunciar esta palabra como Salvador Dalí cuando canturreaba surrealismo bajo la atenta mirada de su amada Elena Ivanovna Diakonova (Gaaaala Gala Gala).
Venga, que hoy ya es martes. Bye bye blue monday, welcome rainbow tuesday 🌈 💕✨