
Quisiera darte todo lo que nunca hubieras tenido, y ni así sabrías la maravilla que es poder quererte
Frida Kahlo
Me gusta ser dependiente y me gusta reconocerlo. De hecho, me gusta pensar que todos somos dependientes de algo, de alguien, de nosotros mismos, qué se yo, pero dependientes.
Utilizamos la palabra dependencia como una crítica o una manera de ser inferior, porque parece ser que en este siglo en el que vivimos ser dependiente está mal visto. Para mí la dependencia es sinónimo de compartir. Si dependo de mi trabajo para sentirme realizada como profesional comparto con mis compañeros y mis jefes la ilusión de formar un equipo. Si dependo de mi pareja, de su mirada y de sus sonrisas cómplices para irme a dormir cada noche con una sonrisa y el corazón en calma comparto con ella mis buenas vibraciones y nos cargamos las pilas mutuamente. Si dependo de una rutina alimentaria comparto conmigo misma un estilo de vida saludable. Dependo de mis amigos para echar unas risas tontas, de mi familia para sentirme parte de un clan…
Dependo porque me hace ilusión compartir todas las cosas y situaciones que me hacen feliz. Que puedo dormir sola, trabajar sola o comer lo que me de la gana? Pues claro! Que dormir acompañada, trabajar en equipo y llevar una vida saludable me hace más ilusión? También.
Dependo del dentista para cuidar mi dentadura, dependo del agricultor para consumir verduras, dependo de mi mecánico para tener la furgo en condiciones.. Y no pasa nada. Mi sobrino depende de nosotros para cambiarle el pañal… y no pasa nada. No hace falta saber de todo. No hace falta hacerlo siempre todo perfecto. Depender está bien, reconocer que solo no puedes también.
Ayer estuve escalando con Maria y dependíamos totalmente la una de la otra para hacer algo que a las dos nos gusta y nos hace ilusión: escalar. Qué es lo que hace que nuestra dependencia sea satisfactoria? Que cuando estamos, estamos a fuego la una con la otra. Imaginad que le aseguro con los ojos cerrados o subo de primera sin la línea de vida. Pues lo mismo para todo. En el trabajo, con los amigos, con la familia, con la salud, con nuestros sueños e ilusiones siempre a fuego!! Compartiendo, dependientes, ilusionados, humildes y comunicativos.
Me preguntáis muchas veces en consulta que cómo llego a todo lo que hago.. pues bien. Os voy a chivar mi secreto…
No llego.
Intento cuidar mi mente para regalar tiempo de calidad a la gente que me quiere cerca, intento crear unas rutinas para asegurarme estar sana a todos los niveles y el resto del tiempo descanso. Y si no llego a todo no me agobio. Benditos cuarenta años. Somos humanos, no robots (al menos de momento).
Delego todo aquello que se escapa de mis competencias y pido todo lo que no soy capaz de darme a mí misma. Dependo. Y me hace mucha ilusión.
Reconozco cuando estoy triste, no pretendo ser quien no soy para no generar falsas expectativas y no me pongo objetivos muy arriesgados porque he comprobado que bajo presión no funciono nada bien. Dependo de mí para sentirme bien. Dependo de que las señales que me envío a mí misma sean las correctas. Dependo de lo que me permito para conocerme cada día un poquito mejor. Y esta dependencia me genera mucha ilusión porque me enamora sentirme tan frágil, tan auto responsable y tan amorosa con mi alrededor. Porque contar con una red de apoyo para mí es fundamental. Porque telita lo triste que estoy desde hace unos meses y aún y así telita todo lo que estoy disfrutando y descubriendo a todos los niveles. Y entre dependencias e ilusiones pido un deseo, sólo uno que del resto voy bien servida: que vuelva mi energía y mi chispa por favor, que tengo muchas personas y muchos objetivos bonitos a la vista que merecen mi mejor versión. Que dependo de ella para volver a ilusionarme con todo, que mola mucho ir encandenando las vías de la vida y con tanto pegue tengo el cuerpo un poco cansado. Por todos los que estáis dando el callo ahora que yo no puedo, gracias gentucilla🤘🏻🤘🏻